Sombras que ya son penumbras dentro de un cuarto que se corrompe por el gris de la montaña entre penas y el sonar de una guitarra.
Una tarde de soldaditos de plomo que se alistan para ser fusilados.
- Tranquilicese y apunte bien, va usted a matar a un hombre - Dirian serenos si supiesen balbucear.
Pero los soldaditos siempre permanecen callados, se limitan a la materia y terminan por derretirse entre brazas.
jueves, 22 de enero de 2009
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